Sólo tengo tus cartas,
pero tener tus cartas
es dulce en esta niebla.
Es como andar contigo
por las calles
y decirte: Este parque
me vio jugar de niña;
esta casa fue nuestra.
Tus cartas solamente, no tus manos,
ni el color de tus ojos, ni tu frente;
pero con qué alegría
te estoy diciendo ahora
que mi ciudad es clara de azaleas,
alta y llena de nubes y de torres
y que te amo en ella!